Siempre pienso en ustedes y quiero compartir con ustedes una lección que he aprendido a lo largo de los años, una lección que creo que puede hacer que sus vidas sean más ricas y significativas.
La lección es que a veces, "menos" es realmente "más". En un mundo que a menudo nos empuja a perseguir lo grande, lo brillante y lo espectacular, es fácil pasar por alto la belleza y la plenitud que se encuentran en las pequeñas cosas...
Es fácil caer en la trampa de querer más, de perseguir una vida llena de lujos y excesos. Sin embargo, quiero que comprendan que la felicidad verdadera no se encuentra en la acumulación de posesiones materiales, sino en la capacidad de encontrar la alegría en las cosas simples de la vida.
¡Busquen la maravilla en lo ordinario, encuentren asombro en los pequeños detalles. Disfruten el sabor de las frutas frescas, abracen a sus seres queridos, descubran la alegría de tocar una mano con amor, pasen una tarde tranquila con un buen libro o caminen en la naturaleza!
No les pido que vivan con menos para privarse, sino para liberarse de la carga de lo innecesario. Vivir con menos ropa, menos lujos, significa abrir espacio en sus vidas para lo que realmente importa: las relaciones significativas, las experiencias auténticas y la conexión con el mundo que los rodea. Recuerden lo que realmente importa y permitan que lo extraordinario se revele por sí mismo.
Por último, les comparto una reflexión del escritor norteamericano William Martin:
No les pidas a tus hijos tener vidas extraordinarias. Tal esfuerzo puede parecer admirable, pero es el camino a la locura.
Ayúdales, en cambio, a encontrar el asombro y la maravilla de una vida ordinaria.
Muéstrales la alegría de saborear tomates, manzanas y peras.
Muéstrales cómo llorar cuando las mascotas y la gente mueren.
Muéstrales el placer infinito de tocar una mano, y haz que lo ordinario cobre vida para ellos.
Lo extraordinario se hará cargo por sí mismo.
Con todo mi cariño,
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